lunes, 13 de septiembre de 2010

Poetas de la Generación del Cincuenta

Con los poetas de la generación del cincuenta, la poesía hondureña, vista no a través de poemas aislados, sino en sentido global, rompe viejos moldes, da un viraje completo y se pone al día con el pulso americano. Además de la importante labor desarrollada por Clementina Suarez, los nombres que hicieron posible tal hecho son: Antonio José Rivas (1924); Pompeyo del Valle (1929); Roberto Sosa (1930); Nelson Merren (1931) y Oscar Acosta (1933).

Tales poetas arriban a la mayoría de edad cuando en el país se vive bajo las implicaciones ominosas de la dictadura del General Tiburcio Carías Andino. Cuando éste se retira del poder (1949), el hegemonismo norteamericano termina de consolidarse y se profundiza el nivel de dependencia y explotación. Con ello, las tensiones sociales se agudizan y dan paso al surgimiento del proletariado campesino como fuerza organizada cuyo poder se hace evidente en la gran huelga que conmocionará al país en 1954.

De cara a esa realidad, algunos miembros de la generación del cincuenta (concretamente Pompeyo del Valle en el campo de la poesía y Ramón Amaya Amador en el de la narrativa) asumen una actitud de involucramiento directo en las luchas políticas e ideológicas que literalmente estremecen la vida nacional. Pompeyo del Valle, inclusive conoce la cárcel y las novelas de Amaya Amador se leen en forma subterránea en los campos bananeros. Todavía hay ancianos que guardan la novela en Prisión Verde (1950) consentido de ocultamiento, cercano recuerdo del terror que tuvieron que afrontar por guardar dicha obra en sus modestas viviendas de las zonas controladas por la compañía extranjera.

En los otros poetas, la actitud cuestionadora se mantendrá a través de una obra muy lúcida que revela, en forma directa o al tras luz, las grandes fisuras del sistema. Con diversos grados de impacto, con diversos niveles de compromiso, las obras que fueron abriendo camino son: La ruta fulgurante (1956) y El fugitivo (1963) de Pompeyo del Valle; Poesía menor (1957) de Oscar Acosta; Mitad de mi silencio (1964) de Antonio José Rivas; Calendario Negro (1968) y Color de exilio (1970) de Nelson Merren y Los pobres (1969) y Un mundo para todos dividido (1972) de Roberto Sosa.

Bibliografía:

  • Autores varios (1991) Primer Simposio de Literatura Hondureña. Honduras. Editorial Universitaria  

No hay comentarios:

Publicar un comentario